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Aumento de la Productividad y la Concentración: El Papel Clave de las Pausas Activas

 
La productividad y la concentración son pilares fundamentales en el desempeño laboral y el éxito organizacional. Sin embargo, en un mundo cada vez más saturado de distracciones, largas jornadas laborales y tareas exigentes, estos aspectos se ven continuamente amenazados. Las pausas activas se presentan como una solución efectiva para combatir el desgaste físico y mental, y potenciar la productividad y la concentración en el lugar de trabajo. Este artículo explora cómo actividades simples y planificadas pueden transformar la dinámica laboral y generar resultados notables.
 
  • El desafío de la concentración en la era digital

    En la actualidad, los empleados enfrentan una constante sobrecarga de información, derivada de correos electrónicos, reuniones virtuales y notificaciones. Según un estudio de la Universidad de California, Irvine, un trabajador promedio se distrae cada 11 minutos y tarda cerca de 25 minutos en volver a concentrarse por completo. Esta pérdida de enfoque tiene un impacto directo en la productividad, generando retrasos en los proyectos y disminuyendo la calidad del trabajo.

    El cansancio mental y la fatiga física acumulada también afectan el rendimiento. Después de largas horas de trabajo continuo, el cerebro experimenta un descenso en su capacidad de procesamiento, afectando la toma de decisiones y la creatividad. Este fenómeno, conocido como fatiga cognitiva, puede convertirse en un obstáculo crítico para el éxito organizacional.

    Pausas activas: un recurso esencial para la productividad

    Las pausas activas son breves interrupciones durante la jornada laboral que involucran actividades físicas, ejercicios de relajación o dinámicas que desconectan al empleado de su tarea habitual. A diferencia de los descansos tradicionales, estas pausas están diseñadas para revitalizar tanto el cuerpo como la mente, optimizando el desempeño en las horas siguientes.

    1. Estimulación del flujo sanguíneo:

      • Durante largas horas de trabajo sedentario, la circulación sanguínea se ralentiza, afectando la entrega de oxígeno y nutrientes al cerebro. Las pausas activas, como caminar brevemente o realizar estiramientos, mejoran la circulación, revitalizando las funciones cognitivas.
    2. Reinicio mental:

      • Actividades como ejercicios de respiración o mindfulness durante una pausa activa permiten al cerebro «reiniciar», reduciendo la fatiga mental y facilitando un regreso más enfocado a las tareas laborales.
    3. Mayor enfoque y creatividad:

      • Las pausas activas ayudan a combatir la «sobrecarga cognitiva», un estado en el que el cerebro se siente abrumado por información. Al desconectarse brevemente de las tareas, los empleados regresan con mayor claridad mental y capacidad para resolver problemas creativamente.

    Beneficios tangibles de las pausas activas en la productividad

    Estudios recientes han evidenciado el impacto positivo de las pausas activas en el rendimiento laboral. Un informe del Journal of Applied Psychology señaló que los empleados que tomaban pausas activas cada dos horas experimentaban un incremento del 15% en su productividad en comparación con aquellos que trabajaban de manera continua. Otro estudio de la Universidad de Stanford mostró que incorporar descansos activos mejoraba la calidad del trabajo realizado y reducía significativamente los errores.

    1. Reducción de errores y mejora de la calidad:

      • La desconexión breve permite a los empleados revisar su trabajo con una perspectiva fresca, detectando errores que podrían pasar desapercibidos debido al agotamiento.
    2. Incremento de la energía:

      • Al romper la monotonía con movimientos físicos, los empleados sienten un aumento en su nivel de energía, lo que se traduce en un mejor desempeño en tareas exigentes.
    3. Fortalecimiento de habilidades interpersonales:

      • Las pausas activas grupales, como dinámicas de equipo o juegos, fomentan la comunicación y la colaboración entre los empleados, creando un ambiente laboral más positivo y productivo.

    Cómo diseñar pausas activas para maximizar la concentración y productividad

    El éxito de un programa de pausas activas depende de su diseño e implementación. Aquí hay algunas estrategias para aprovechar al máximo sus beneficios:

    1. Frecuencia adecuada:

      • Las pausas activas deben programarse cada 60-90 minutos de trabajo continuo. Este intervalo permite al cerebro y al cuerpo recuperarse antes de alcanzar niveles críticos de fatiga.
    2. Actividades variadas:

      • Combinar ejercicios físicos, como estiramientos, con actividades mentales relajantes, como la meditación o el mindfulness, asegura una recuperación integral.
    3. Duración breve:

      • Bastan 5 a 10 minutos para obtener los beneficios de una pausa activa, garantizando que no interrumpa significativamente el flujo de trabajo.
    4. Involucrar a los líderes:

      • La participación activa de gerentes y líderes en las pausas refuerza la importancia de estas actividades y motiva a los empleados a participar.

     

  • Casos de éxito en empresas líderes

    Empresas como Google y SAP han adoptado pausas activas como parte de sus estrategias de bienestar. En Google, se realizan sesiones de yoga y mindfulness que han demostrado aumentar la concentración y la satisfacción laboral. Por otro lado, SAP incorpora caminatas grupales y ejercicios de respiración, lo que ha reducido la fatiga laboral y mejorado la eficiencia en los equipos de trabajo.

    En Latinoamérica, empresas como Banco de Bogotá y Codelco también han implementado pausas activas con resultados positivos. Sus empleados reportaron una mayor capacidad para manejar el estrés y un aumento en la productividad general.

    En un entorno laboral competitivo y acelerado, mantener altos niveles de productividad y concentración es un desafío constante. Las pausas activas ofrecen una solución práctica y basada en evidencia para mejorar el rendimiento laboral y fomentar el bienestar de los empleados. Al integrar estas prácticas en la rutina diaria, las empresas no solo optimizan la eficiencia de sus equipos, sino que también invierten en una cultura organizacional saludable y sostenible.

    La clave está en comprender que, al cuidar el equilibrio entre el esfuerzo y el descanso, los empleados pueden alcanzar su máximo potencial, generando beneficios significativos tanto para ellos como para las organizaciones en las que trabajan.

La Relación entre Pausas Activas y la Prevención de Enfermedades Ocupacionales

 
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  • El vínculo entre la rutina laboral y las enfermedades ocupacionales

    Las enfermedades ocupacionales son aquellas que se desarrollan como resultado directo de las condiciones de trabajo. Entre las más comunes destacan:

    1. Trastornos musculoesqueléticos: Incluyen dolencias como lumbalgia, tendinitis y síndrome del túnel carpiano, causadas por posturas inadecuadas, movimientos repetitivos y falta de actividad física.
    2. Enfermedades cardiovasculares: El sedentarismo, el estrés crónico y la presión laboral son factores de riesgo importantes para afecciones como hipertensión y enfermedades coronarias.
    3. Trastornos mentales: El estrés laboral prolongado y la falta de desconexión generan problemas como ansiedad, depresión y agotamiento profesional (burnout).

    Estas condiciones no solo impactan la salud de los trabajadores, sino que también representan costos significativos para las empresas, como bajas por enfermedad, disminución de la productividad y aumento de gastos médicos.

    El poder preventivo de las pausas activas

    Las pausas activas consisten en breves intervalos durante la jornada laboral dedicados a actividades físicas o relajantes diseñadas para interrumpir el sedentarismo y promover el bienestar. Estas actividades, aunque simples, tienen un impacto profundo en la prevención de enfermedades ocupacionales:

    1. Prevención de trastornos musculoesqueléticos:

      • Estiramientos y movilidad: Incorporar ejercicios de estiramiento ayuda a aliviar la tensión acumulada en músculos y articulaciones, mejorando la postura y reduciendo el riesgo de lesiones.
      • Movimientos funcionales: Actividades como rotaciones de cuello, flexiones de muñeca y estiramientos de la espalda baja fortalecen la musculatura y mejoran la flexibilidad.
    2. Protección cardiovascular:

      • Las pausas activas contrarrestan el sedentarismo al aumentar el flujo sanguíneo y mejorar la circulación.
      • Ejercicios simples como caminar en el lugar, subir escaleras o movimientos aeróbicos suaves reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares al regular la presión arterial y el ritmo cardíaco.
    3. Mejora de la salud mental:

      • Actividades como ejercicios de respiración profunda, técnicas de relajación y mindfulness en pausas activas reducen los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
      • Estos momentos de desconexión mental ayudan a combatir la fatiga y promueven una mayor claridad y concentración en las tareas laborales.
     

    Impacto económico de las pausas activas en las empresas

    Más allá de los beneficios para la salud de los empleados, las pausas activas generan ahorros económicos significativos para las organizaciones. Algunos de los principales impactos incluyen:

    1. Reducción de costos médicos:

      • La prevención de enfermedades musculoesqueléticas y cardiovasculares disminuye la necesidad de tratamientos costosos y licencias médicas prolongadas.
      • Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), implementar programas de bienestar, cómo las pausas activas, puede reducir los costos médicos relacionados con enfermedades laborales hasta en un 25%.
    2. Disminución del ausentismo laboral:

      • Los empleados que incorporan pausas activas en su rutina tienen menos probabilidades de sufrir dolencias que requieran ausencias laborales.
      • Un estudio de la Harvard Business Review demostró que empresas con programas de pausas activas registraron una reducción del 15% en días perdidos por enfermedad.
    3. Incremento de la productividad:

      • Al mejorar la salud física y mental de los empleados, las pausas activas contribuyen a una mayor eficiencia en el trabajo.
      • El Instituto Nacional de Salud y Seguridad Ocupacional (NIOSH) de EE. UU. señala que cada dólar invertido en programas de bienestar, como las pausas activas, genera un retorno de hasta 6 dólares en productividad.
     

    Implementación práctica en las empresas

    Para aprovechar los beneficios de las pausas activas, es importante implementarlas de manera estratégica y personalizada:

    1. Diseño de programas adaptados:

      • Las actividades deben ser sencillas, accesibles y adaptadas al tipo de trabajo de cada área. Por ejemplo, en oficinas, estiramientos y ejercicios de postura; en fábricas, ejercicios que compensen los movimientos repetitivos.
    2. Concienciación y compromiso de los líderes:

      • Los gerentes y jefes de equipo deben participar activamente en las pausas para dar el ejemplo y fomentar la adopción entre los empleados.
    3. Frecuencia y duración:

      • Se recomiendan pausas de 5 a 10 minutos cada 2 horas de trabajo continuo. Esta regularidad garantiza beneficios físicos y mentales sin afectar la jornada laboral.
    4. Medición de resultados:

      • Es crucial evaluar el impacto de las pausas activas mediante métricas como reducción de licencias médicas, ausentismo y niveles de satisfacción de los empleados.
     

    Para ir cerrando este articulo, las pausas activas representan una solución efectiva, accesible y de bajo costo para prevenir enfermedades ocupacionales que afectan tanto a los empleados como a las empresas. Al reducir el riesgo de trastornos musculoesqueléticos, enfermedades cardiovasculares y problemas mentales, estas actividades mejoran la calidad de vida de los trabajadores y generan ahorros significativos en costos médicos y días perdidos.

El Impacto del Estrés Crónico en el Rendimiento Laboral y el Rol de las Pausas Activas

El estrés crónico es uno de los principales desafíos a los que se enfrentan las empresas modernas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estrés laboral es una de las causas principales de problemas de salud mental y física, afectando negativamente la productividad y el bienestar general de los empleados. En este contexto, las pausas activas han surgido como una estrategia efectiva para mitigar estos efectos, mejorando la calidad de vida de los trabajadores y optimizando los resultados organizacionales.

El estrés crónico: un enemigo silencioso en el lugar de trabajo

El estrés crónico se manifiesta cuando una persona enfrenta demandas laborales constantes sin tiempo suficiente para recuperarse. Esta condición no solo impacta la salud mental, generando ansiedad y depresión, sino que también tiene consecuencias físicas como enfermedades cardiovasculares, hipertensión y problemas musculoesqueléticos.

Desde el punto de vista organizacional, el estrés crónico afecta de manera directa la capacidad de los empleados para tomar decisiones acertadas, gestionar conflictos y mantener la concentración. Un trabajador bajo estrés tiene menos capacidad para procesar información de manera eficiente, lo que se traduce en errores, conflictos interpersonales y una disminución de la creatividad. Además, las empresas experimentan mayores niveles de ausentismo, rotación laboral y reducción en la productividad, aumentando los costos operativos.

Un estudio realizado por la American Psychological Association reveló que el 51% de los empleados que experimentan altos niveles de estrés laboral tienen una menor productividad, mientras que otro informe de Gallup concluyó que las empresas con altos niveles de estrés pierden anualmente miles de millones en costos asociados al ausentismo y la baja moral de los empleados.A partir del anterior descubrimiento, se infirió que mantener un cierto nivel de actividad mental protege frente al deterioro cognitivo asociado al paso del tiempo en el contexto de una demencia incipiente. 

Es más, esta capacidad cerebral puede ayudarnos incluso a fortalecer funciones cognitivas como la memoria, la atención, la creatividad, o la resolución de problemas, entre otras.

  • Las pausas activas como solución eficaz

    Diversos estudios han demostrado que implementar pausas activas tiene un impacto positivo en la salud y el rendimiento laboral. Por ejemplo, una investigación publicada en el Journal of Occupational Health encontró que las pausas activas reducen significativamente los niveles de cortisol, la hormona del estrés, al tiempo que mejoran la capacidad de concentración y resolución de problemas en los empleados.

    Otro estudio realizado por la Universidad de Stanford mostró que trabajadores que participan en pausas activas experimentan un aumento del 30% en su productividad, mientras que reportan una reducción de síntomas como tensión muscular, fatiga ocular y dolores de cabeza. Este efecto es especialmente relevante en ambientes laborales donde predominan largas jornadas frente a pantallas, como oficinas y centros de servicio.

    Beneficios concretos de las pausas activas

    1. Reducción del estrés: Al incorporar ejercicios de respiración, estiramientos y actividades recreativas, las pausas activas ayudan a liberar tensiones acumuladas, permitiendo a los empleados retornar a sus tareas con mayor claridad mental.
    2. Mejora del rendimiento cognitivo: Las pausas activas estimulan la circulación sanguínea, aumentando la oxigenación del cerebro y mejorando las funciones ejecutivas, como la toma de decisiones y la resolución de problemas.
    3. Prevención de enfermedades ocupacionales: Movilizar el cuerpo durante estas pausas ayuda a prevenir enfermedades musculoesqueléticas y mejora la postura, reduciendo los costos asociados a licencias médicas.
    4. Fomento de la cohesión grupal: Al realizar actividades colectivas, como dinámicas en equipo o juegos breves, las pausas activas fortalecen las relaciones interpersonales, mejorando el clima organizacional.
     

    Casos de éxito: cómo las pausas activas transforman empresas

    Empresas líderes en el mercado global han implementado programas de pausas activas con resultados sobresalientes. Por ejemplo, Google y Microsoft incluyen descansos programados en sus rutinas laborales, combinándolos con actividades como yoga, mindfulness y ejercicios físicos. Estas estrategias han demostrado no solo un aumento en la productividad, sino también una disminución significativa en los índices de estrés y rotación de personal.

    En Latinoamérica, empresas como Falabella y Banco de Chile han introducido pausas activas como parte de sus programas de bienestar. Sus empleados reportaron mejoras en el equilibrio entre vida personal y laboral, así como en su salud física y mental. Además, estas compañías observaron una mayor satisfacción laboral, lo que fortaleció su reputación como empleadores de excelencia

  • Ante este panorama, las pausas activas se posicionan como una herramienta esencial para contrarrestar los efectos del estrés crónico en el lugar de trabajo. Estas consisten en actividades breves que interrumpen la rutina laboral, promoviendo el movimiento físico, la relajación y la desconexión mental. No requieren equipos sofisticados ni grandes inversiones, lo que las convierte en una solución accesible y eficiente.

Ep9. Claves para optimizar tu reserva cognitiva

Para potenciar tu reserva cognitiva y cerebral necesitas hacer cambios. Es muy posible que muchos de tus hábitos actuales no sean tan “neurosaludables” como piensas o que no promuevan esa resistencia tan necesaria de tus neuronas ante el paso del tiempo. La buena noticia es que está en tus manos poner en marcha conductas más enriquecedoras para potenciar la salud de tu cerebro.


En 1988, un estudio publicado en Annals of Neurology produjo un pequeño terremoto en el campo de la neurociencia. Después de analizar post morten el cerebro de 137 personas de edad avanzada, se identificó un patrón significativo.

Un grupo de ancianos experimentó una pérdida de facultades mucho más lenta y progresiva, a pesar de mostrar evidencia de sufrir la enfermedad de Alzheimer. Además, los investigadores identificaron que estos hombres y mujeres tenían cerebros de mayor peso y volumen.

 

A partir del anterior descubrimiento, se infirió que mantener un cierto nivel de actividad mental protege frente al deterioro cognitivo asociado al paso del tiempo en el contexto de una demencia incipiente. 

 

Es más, esta capacidad cerebral puede ayudarnos incluso a fortalecer funciones cognitivas como la memoria, la atención, la creatividad, o la resolución de problemas, entre otras.

Cómo llevarlo a la práctica

 

La reserva cognitiva es la capacidad de recuperación del cerebro ante cualquier daño, ya sea una demencia, el simple paso del tiempo o incluso una lesión traumática. Es crear y desarrollar nuevas redes neuronales capaces de aumentar el tamaño del cerebro y el recuento de células.

 

Una investigación de la Universidad de Columbia afirma que cerca del 25 % de ancianos que cumplen con los criterios clínicos del alzhéimer no desarrollan la enfermedad. La respuesta podría estar en este factor.

 

Por tanto, potenciar tu reserva cognitiva cerebral es una de las mejores inversiones para cuidar tu salud. A continuación, te enseñamos cómo.

  • Los cambios son buenos

 

Al cerebro no le agradan los cambios. Sin embargo, promover variaciones en la rutina termina favoreciendo la adquisición de nuevos conocimientos. Toda novedad es un estímulo para la mente porque la mantiene atenta, despierta y lista para reaccionar de manera creativa.

 

Estas variaciones pueden ser pequeñas. Basta con romper la rutina de vez en cuando, con explorar nuevos terrenos, ya sea en la parte intelectual o en la parte social. Los escenarios desconocidos son oportunidades para crecer.


  • Aprende, sigue estudiando

 

No importa tu edad o lo que te rodee ahora mismo: los trenes nunca dejan de pasar para quien sale a buscarlos. Por tanto, nunca es tarde para aprender a tocar ese instrumento que tanto te atrae. Puedes matricularte en ese curso o carrera que siempre has tenido en el horizonte y que por diversos giros del destino no pudiste cumplir.


  • Ponte metas a corto y largo plazo

 

Una vida sin propósitos es una realidad falta de alicientes. Si deseas potenciar tu reserva cognitiva es momento de situar en tu horizonte objetivos a corto y largo plazo para después trabajar en ellos. Ese motivante te mantendrá activo en todos los sentidos.

  • Viaja, dónde y cuándo sea

 

Por norma, el territorio y la cultura cercana son grandes desconocidos para nosotros. No es necesario comprar un billete a la otra punta del mundo. Lo que importa es que viajar expande la mente, favorece la humildad y la conexión con nuevos escenarios, gentes, tradiciones…


  • Sí a la buena alimentación

 

Para potenciar tu reserva cognitiva y cerebral es imprescindible que dejes a un lado hábitos nocivos como el tabaco, el alcohol o incluso la mala alimentación. Tu cerebro y tu salud agradecerán una dieta equilibrada y variada donde no falte fruta y verdura fresca, en lugar de tantos productos procesados.


  • La conexión social para potenciar tu conexión cerebral

 

Mantener diálogos interesantes, reír, descubrir, compartir instantes distendidos con buenos amigos y familiares son alicientes extraordinarios para potenciar tu reserva cognitiva y cerebral. El cerebro es un órgano social y necesita de las conexiones con los demás para que fluyan las emociones positivas, la empatía, la confianza…


  • Vida activa y buen descanso nocturno

 

El ejercicio aeróbico, como caminar, correr, nadar, bailar o ir en bicicleta, aporta oxígeno y nutrientes al cerebro. Basta con media hora de actividad física al día de media intensidad, para potenciar tu reserva cognitiva.

 

Por otro lado, también es importante cuidar tu higiene del sueño. Dormir entre 7 y 8 horas durante la noche fortalecerá tu salud general y neurológica.


  • Gestiona el estrés

 

Es decisivo que integres en tu día a día adecuadas técnicas de gestión del estrés. Establecer prioridades con audacia, resolver problemas, detectar pensamientos poco útiles, manejar las emociones y aplicar adecuadas estrategias de relajación, ofrecerán calma y equilibrio a tu mente. De este modo, tu salud cerebral lo agradecerá, aumentando día a día tu reserva cognitiva.

Ep8. Las desconocidas e importantes funciones de los neuropéptidos

Si nos preguntan qué son los neuropéptidos, podemos dar una respuesta sencilla: son sustancias proteicas producidas y liberadas por las neuronas. Su finalidad es actuar sobre los sustratos neurales para influir en multitud de procesos. 

Una de las primeras personas en descubrir el gran potencial y versatilidad de los neuropéptidos fue la doctora Candance B. Peert, una neurocientífica y farmacóloga estadounidense que llegó a ser una seria candidata al Premio Nobel. A ella le debemos libros tan fascinantes y decisivos como “Moléculas de Emoción” o sus más de 250 publicaciones, profundizando en los aspectos de estas sustancias. 

Algo que dejó sobre la mesa esta especialista en sus trabajos es que estas pequeñas piezas de proteína y sus receptores serían, ni más ni menos, el fundamento biológico de nuestra conciencia. Su acción se manifiesta mediando en nuestras emociones, en nuestra manera de procesar el mundo y de desenvolvernos en él.

Neuropéptidos: qué son y qué hacen por nosotros

Antes de profundizar en la materia, es importante diferenciar lo que es un péptido de un neuropéptido. Ambas son moléculas proteicas (formadas por cadenas de aminoácidos) y pueden además actuar como hormonas. 

En la actualidad, la ciencia tiene descritos a unos 100 neuropéptidos; sin embargo, sabemos que nos falta por identificar cerca de unos 1 000 adicionales. Asimismo, también conocemos su mecanismo de acción. Una vez son procesados y liberados en el cerebro, se unen a unos receptores muy específicos (conocidos como G), logrando modular las sinapsis (la comunicación entre neuronas) al generar una serie de reacciones.

Estas reacciones profundas en las células nerviosas buscan producir una serie de procesos y actividades específicas, dependiendo del tipo de neuropéptido que esté modulando ese receptor. La doctora Candance Peert lo define de la manera más sencilla: el receptor sería un botón y el neuropéptido el dedo que lo oprime, para que empiece a funcionar cuando y como él decida.

Por otro lado, es importante saber que podemos encontrar cuatro tipos de neuropéptidos según su funcionalidad:

  1. Neuropéptidos de liberación hipotalámica.
  2. Neuropéptidos de la hipófisis (como la oxitocina o la prolactina).
  3. Los neuropéptidos del sistema digestivo (como la sustancia P que regula la sensación de dolor).
  4. Grupo ecléctico (endorfinas, encefalinas)

Aprendizaje y la memoria 

El aprendizaje no puede entenderse sin la capacidad de memorizar o recordar. Estos procesos no podrían llevarse a cabo sin la actividad de los circuitos neuronales y la capacidad de recuperar informaciones adquiridas. En todo ello participan este tipo de sustancias: los neuropéptidos.

Existen numerosos neuropéptidos que actúan favoreciendo la conexión entre neuronas para asentar la memoria. Uno de ellos es la relaxina-3, que regula y facilita la memoria a corto plazo. Ahora sabemos, de hecho, que cuando este neuropéptido está sobreexcitado, perdemos habilidad en la memoria espacial. Incluso, una alteración en este neuropéptido es un claro síntoma del temido alzhéimer.

Asimismo, estas pequeñas proteínas actúan como mensajeras para que se liberen hormonas y neurotransmisores con el fin de asentar conocimientos, despertar competencias e ir modelando el cerebro a base de nuestros aprendizajes.

Regulación de la ingesta de comida y bebida

La ingesta de alimentos consta de tres fases muy concretas: la fase cefálica, la gastrointestinal y el sustrato. En cada proceso, los neuropéptidos activan desde el olfato, hasta la producción de acetilcolina para que esta estimule la liberación de insulina del páncreas para iniciar el proceso digestivo.

Además, facilita la activación de los receptores del gusto e incluso la clásica sensación de placer o satisfacción al comer, al estimular distintas áreas del tronco encefálico.

Control del dolor

La regulación del dolor se encuentra en las neuronas sensoriales primarias, localizadas en los ganglios sensitivos de la raíz dorsal. Ellas son las que liberan a lo largo de la médula espinal numerosos neuropéptidos como la sustancia P, la somatostatina o la dinorfina. 

Neuropéptidos, emociones y conciencia

Cada vez que nos emocionamos, nos sentimos frustrados, inspirados o asustados, los neuropéptidos están detrás actuando como mensajeros. Lo hacen al viajar por el cuerpo, depositando pequeñas cantidades de sustancias químicas en nuestras células. De ese modo, desencadenan cambios, facilitando que se libere desde la serotonina hasta la dopamina, endorfinas y hasta el cortisol que media en el estrés y la ansiedad.

La doctora Peert, insistía en lo siguiente: los neuropéptidos son los substratos básicos de la emoción. Cuando estos se liberan experimentamos cambios, sensaciones, emociones que cambian nuestros pensamientos y que nos hacen iniciar determinadas conductas.  Ellos son una pieza indiscutible en todo lo que somos, ellos edifican lo que somos y, por tanto, dan forma también a nuestra conciencia.

Casi a modo de ironía, pero también de revelación, muchos científicos comentan que Dios sería un neuropéptido. La mano capaz de articular qué sentir y qué hacer en cada momento. Estamos seguros de que en los próximos años sabremos mucho más de estas pequeñísimas sustancias proteicas.

Ep7. Los beneficios de generar constantemente dopamina

Mientras estamos eufóricos, alegres, disfrutando y sintiendo placer, el cerebro se “pone contento” y segrega dopamina. Pero ¿en qué consiste esta sustancia? ¿Se puede generar más de manera natural?

La evidencia demuestra que sí es posible elevar la producción de dopamina a nivel cerebral, ejecutando prácticas tan comunes como salir a trotar, practicar algún deporte, meditar y tener hábitos de vida saludables.

De acuerdo con la definición de Wikipedia, la dopamina es un neurotransmisor que se produce en muchos animales, incluidos los humanos. Es una sustancia que tiene diferentes funciones, más allá de su efecto como reforzador. 

Este componente se localiza en diferentes núcleos y partes del cerebro: el sistema nigroestriado (relacionado con el movimiento), el sistema mesolímbico (donde se relaciona con el placer, a través del núcleo accumbens), el sistema mesocortical (relacionado con las funciones ejecutivas) y el sistema tuberoinfundibular (relacionado con la inhibición de prolactina).

Tips para producir más dopamina 

Probablemente te estarás preguntando, ¿cómo generar más dopamina? Afortunadamente existen muchas formas que están al alcance de la mano. Esto reviste de real importancia hoy en día, ya que de acuerdo a un estudio de la ACHS la salud mental de los chilenos empeoró en un 46,7% en abril de este año. 

  • Cuida de tus ilusiones

Cuando nos entregamos por entero a un proyecto personal, una ilusión, o incluso una afición, inmediatamente estamos generando dopamina. La motivación y el entusiasmo ayudará a mantener esos niveles en alto, ya que constantemente estaremos incentivando nuestra creatividad e interés. 

Ejemplos de este tipo de proyectos o actividades pueden ser: un sueño personal que queremos conquistar, viajar por el mundo cuando termine la pandemia, descubrir lugares nuevos, escribir, realizar fotos, manualidades, etc. ¡La variedad está servida y es amplia! Lo importante es escoger algo que nos motive mínimamente para encausarlo de la manera más correcta. 

  • Practica ejercicio 

Otra de las ideas clave sobre cómo generar más dopamina es realizar deportes. Cuando vamos al gimnasio, jugamos fútbol o trotamos libremente, liberamos dosis de dopamina en la sangre, y, además, esto ocurre de forma casi inmediata. A nivel fisiológico, la actividad física aumenta la liberación y la concentración en los espacios intersinápticos de este neurotransmisor.

Además, más allá del placer de hacer deporte, también podemos obtener una sensación de recompensa o gratificación personal a través de él: batiendo un récord personal, adquiriendo el hábito de salir a correr, sentir el cansancio posterior en el cuerpo, ganar una medalla, etc.



  • Haz yoga o pilates 

Relacionado con lo señalado en el punto anterior, otra recomendación para generar más dopamina es practicando yoga. Un estudio de 2002, publicado en la revista Cognitive Brain Research, que utilizó la técnica de tomografía por emisión de positrones (TEP), mostró una mayor síntesis de dopamina en el cerebro de aquellas personas que practicaban la meditación yoga nidra, un tipo de técnica centrada en la relajación profunda.

La investigación también identificó una diferencia significativa en favor de aquellas personas que practicaban pilates. Este beneficio era especialmente marcado en los que se encontraban en un proceso de recuperación por la adicción a algún tipo de sustancias que les trajo un descenso de la producción de esta sustancia.

  • Escucha música 

La música también puede generar más dopamina en nuestro cerebro si la escuchamos diariamente, y así lo demuestran estudios propios de la neurociencia contemporánea. Esto se relaciona directamente con el placer, ya que los sonidos que nos hacen disfrutar provocan que el cerebro segregue más dopamina.

Con relación a ello, una investigación de 2019, publicada en la revista científica americana Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), encontró una relación causal entre el nivel de esta sustancia y el placer al escuchar música. Según el estudio, cuanta más dopamina libera el cerebro mientras se escucha una determinada canción, más disfruta la persona y más quiere volver a sintonizarla (o comprar el disco).

  • Practica la meditación 

Como hemos señalado anteriormente, la meditación también puede aumentar nuestros niveles de dopamina. ¿De qué forma? A través de ella, nuestros procesos mentales, en cierto modo, se «purifican», y así ésta puede favorecer un flujo continuo en nuestros pensamientos. Como resultado una correcta reflexión puede generarnos placer y calma, lo que aumentaría los niveles de este componente en el cerebro. 

  • Consume suplementos naturales 

Ciertas sustancias naturales, según la corriente más oriental, pueden aumentar nuestros niveles de bienestar y plenitud. Ejemplos de estos suplementos serían las raíces como la cúrcuma o el ginko biloba, ya que estas plantas se han asociado desde siempre con la purificación de la mente. Por otro lado, encontramos ciertos ingredientes activos del té verde (especialmente la L-teanina) que también favorecerían este efecto.

  • Desintoxícate 

Como hemos visto hasta ahora, generar más dopamina se relaciona directamente con el bienestar, y el disfrute. Así, a mayor placer, mayores serán los niveles. Por ello, otra de las recomendaciones que te pueden llevar a producir más de ella es la «desintoxicación».

¿De qué?

De alimentos procesados, malos hábitos, sustancias adictivas, el uso de las tecnologías, relaciones tóxicas. Mediante pequeños cambios en nuestra vida (implementando hábitos saludables) a nivel físico, social y personal, podemos desintoxicarnos de todo aquello que nos perjudica más que nos beneficia y así, generar también más dopamina.

EP5. Claves para mejorar tu alimentación

Comer sano es una de las mejores costumbres que podemos adoptar, tanto para el buen funcionamiento del organismo como para la prevención de trastornos y enfermedades a corto y a largo plazo. De hecho, según expertos de la Clínica de la Universidad de Los Andes afirman que las personas obesas tienen cuatro a seis veces más riesgo de mortalidad por el COVID-19. 

La bibliografía disponible sobre los hábitos y las formas de alimentación saludables es infinita. Así, este artículo no pretende ser una recopilación de pautas obligatorias, sino una guía que puede orientarnos a mejorar la calidad de los alimentos que ingerimos y, por lo tanto, la salud.

La consecuencia de una dieta saludable no es necesariamente la pérdida de kilogramos. Comer sano es un concepto mucho más global que se ha relacionado con tener una relación adecuada con los alimentos, en términos de calidad y de cantidad: entendiendo las señales de hambre y saciedad, sin atracones, sin abusar de la comida repleta de calorías, pero también sin obsesionarse por ellas o por comer únicamente alimentos “saludables”, sin culpas y sin remordimientos.

Actualmente, los hogares chilenos tienen un patrón alimentario poco saludable, con un alto gasto en productos como bebidas azucaradas y dulces y un consumo de frutas, verduras, pescados y legumbres que no alcanza para cumplir las recomendaciones para una alimentación saludable. Así lo evidenció el estudio “Radiografía de la Alimentación en Chile” presentado por la Ministra de Desarrollo Social y Familia, Karla Rubilar, y la secretaria ejecutiva de Elige Vivir Sano, Daniela Godoy. 

Los datos del estudio muestran que, en un hogar promedio en Chile, compuesto por 3,3 personas, se compran mensualmente 23,4 litros de bebidas azucaradas, 17,5 kilos de pan y 5,1 kilos de dulces.

Un plan de alimentación saludable debe ser fácil de seguir a largo plazo, evitando las grandes restricciones y favoreciendo una alimentación variada. Bajo ese contexto, te presentamos una recopilación de 5 claves que pueden ayudar a comer sano:

1.- Come máximo cuatro veces por día sin evitar el desayuno

¿Has oído alguna vez el dicho “desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo “? Esto es porque el desayuno pone la base de lo que ingeriremos el resto del día. Debe concentrar el 25 % de la cantidad de calorías recomendadas para la jornada. 

Intenta que el desayuno incluya fruta (fibra), grasas saludables y proteínas. Estos alimentos te van a dar la energía que necesitas para empezar el día y son una buena forma de romper con el ayuno nocturno.

2.- Dales importancia a las grasas saludables

Aprende a distinguir las grasas saludables de las grasas “trans” o saturadas, presentes en la mayoría de los alimentos ultraprocesados. Evita las grasas vegetales refinadas, como el aceite de girasol o el aceite de palma.

Apuesta siempre por el AOVE (aceite de oliva virgen extra), no es casualidad que lo llamen “el oro líquido”. La Escuela de Salud Pública de Harvard lo considera ¡la grasa más saludable!

3.- Aumenta el consumo de legumbres, vegetales y fruta

Las legumbres son alimentos muy saciantes y nutritivos. Contienen un alto contenido de fibra y zinc que cuida la salud digestiva y poseen un bajo índice glucémico, que estabiliza los niveles de azúcar e insulina en sangre.

Por otro lado, los vegetales aportan gran cantidad de nutrientes sin sumar calorías. La mejor forma de aprovechar todas sus propiedades es comerlos crudos o cocinados al vapor, pero también puedes optar por cocinarlos a la plancha.

De igual manera, la fruta tiene gran cantidad de minerales y vitaminas, convirtiéndose en una gran fuente de antioxidantes, ya que ayudan a prevenir la retención de líquidos y favorecen la salud cardiovascular. 

4.- Planifica tu menú, la compra y cocina tus propios alimentos

Seguro que has oído eso de “no ir al supermercado con hambre “. Esto es porque cuando hacemos las compras con el estómago vacío tendemos a elegir alimentos de alto índice glucémico, que pueden aportar un poco más que calorías y grasa saturada a nuestro organismo.

Diseñar un menú semanal asequible puede ayudarte a planificar la lista de la compra; es más fácil acertar siguiendo un plan que improvisando. Además, te permitirá hacer un “plan de cocina”, reservando un tiempo en el día para preparar la comida.

5.- Sigue las recomendaciones de Harvard para comer sano

El plato saludable de Harvard es una propuesta que pretende desterrar para siempre la pirámide de alimentos. Fue creado por expertos en nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard y está avalado por nutricionistas de renombre como Carlos Ríos, el mayor defensor de la comida real libre de alimentos ultra procesados. 

En términos simples propone que el plato de cada comida debe estar dividido de la siguiente manera: la mitad deben ser vegetales; la otra mitad (de mayor a menor cantidad) debe estar compuesta por alimentos ricos en proteínas, carbohidratos y en grasas saludables.

Adapta cada una de estas claves a tus necesidades. Cualquier paso que des en este sentido tendrá un efecto positivo sobre tu organismo, mejorando tus niveles de energía y evitando esa sensación de pesadez y malestar que nos queda después de comer alimentos procesados o con pocos nutrientes.

Ep 6. La Frustración, nuestro mecanismo de ajuste psicológico

Hoy en día estamos acostumbrados a escuchar sobre la frustración en el contexto infantil y adolescente, pero poco se sabe sobre cómo se manifiesta en la vida adulta y sobre los esfuerzos, muchas veces infructuosos, que realizamos para paliarla. 

En cierto modo, digamos que algunas manifestaciones adultas de la frustración son infantilizadas y, por lo mismo, juzgadas socialmente como incorrectas.

De esta forma, este sentimiento se convierte en una experiencia emocional tan incómoda como compleja que cuesta reconocer, identificar y expresar. De hecho, un estudio de la Asociación Chilena de Municipalidades determinó que en pandemia casi el 80% de los chilenos ha llegado a experimentar esta emoción. 

Sabemos que esta es una experiencia que surge cuando deseo y realidad no coinciden. Evidentemente, sería utópico pensar que ambas emociones pueden caminar siempre de la mano o en paralelo. Por ello, la frustración se convierte en un mecanismo psicológico que nos ayuda a ajustar nuestros deseos y a aceptar la realidad de las cosas. 

Esto nos ayuda a adaptarnos y a restablecer expectativas. Lejos de lo que pudiera parecer a simple vista, la frustración se convierte en una emoción que nos permite contener nuestras ilusiones y otorgarles mayor probabilidad de consecución en el corto plazo. 

¿Por qué? Al poner en jaque deseo y realidad, nos brinda la oportunidad de un cambio de rumbo emocional y cognitivo. Hace que nos salte un aviso sobre la necesidad de parar y contemplar opciones, pues algo no va al ritmo que esperábamos.

Frustrarnos y seguir adelante 

En los seres humanos cada etapa nos ayuda a encontrarnos con situaciones de complejidad creciente que nos permiten construir la tolerancia a la frustración. Lo que de niños puede ser simple, de adultos llega a ser más complejo, puesto que hay condicionantes internas y ambientales.

Ya en los años 70, Walter Mischel realizaba un experimento denominado la “prueba del malvavisco” en el que se exponía un dulce ante un niño y se le pedía que esperara a comérsela unos minutos. Se le anticipaba que, en el caso de poder aguantar ese tiempo, la recompensa sería doble, pudiendo obtener dos golosinas por contenerse. Este estudio concluyó que, a mayor edad, mayor capacidad de regulación y contención. 

Puede que pensemos que como adultos podemos tener dificultad para controlar el impulso de comer una golosina al igual que un niño. Si pudiésemos poner un altavoz a los pensamientos, veríamos que ante esta misma situación el diálogo interno y la disputa mental son muy diferentes en función del ciclo de la vida en que nos encontremos.

Insatisfechos crónicamente 

El hecho de reprimir o no comprender la frustración puede conducir a las personas a estados de insatisfacción crónica. Si no la vivenciamos y la rechazamos, podemos encontrarnos con que estaremos enquistados en un malestar sin respuesta.

Casi nada nos resulta gratificante y gran parte de lo que nos ocurre se cifra en nuestra mente como una molestia. Cuando la desazón, la angustia y la insatisfacción crónica nos invaden, hay un desajuste que no estamos vislumbrando y mucho menos resolviendo.

En el momento que la persona que acude a terapias entiende esto, es cuando debemos adentrarnos en observar las reglas que guían nuestra conducta externa e interna, trabajando en ellas. Primero las haremos explícitas, lo cual es una tarea difícil porque toca lidiar con estados emocionales muy displacenteros. 

Cabe destacar que, cuando la frustración se convierte en un caballo desbocado y no sabemos gestionar lo que nos está ocurriendo, es útil tener una vía de escape que luego nos devuelva al punto de partida con mayor claridad mental. Por ejemplo, muchas personas se refugian en el deporte, ese gran sanador y clarificador de ideas.

La experiencia frustrante es sinónimo de malestar, de desazón, de nubes en la cabeza y tormentas en nuestro diálogo interno. Todo ello pretende reconducirnos a un estado de desesperanza que nos haga frenar y replantear la situación.

Un grupo de neurocientíficos del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR), liderados por el brasileño Fabricio Do Monte y el estadounidense Gregory Quirk, revelaron cómo reacciona el cerebro ante un evento frustrante.

Los investigadores encontraron que la reacción a la frustración se produce en una región subcortical , llamada núcleo paraventricular del tálamo (PVT, por su sigla en inglés). “El PVT manda información hacia una región que almacena asociaciones de experiencias positivas, llamada nucleus accumbens, para disminuir la ansiedad durante situaciones aversivas”, explicó Do Monte.

En definitiva, podríamos decir que este sentimiento es el mecanismo que nos guía hacia el bienestar. La tolerancia al fracaso nos ayuda a convivir con el malestar como parte de la vida, siendo la experimentación de esta un ejemplo de que nuestra psiquis funciona correctamente.

Este reajuste de expectativas nos ayudará a no quedarnos bloqueados y seguir funcionando plenamente en la vida. Tratemos entonces de manera justa a la frustración, pues es una experiencia emocional válida, necesaria y realmente funcional.

Ep 4. La Culpa al Descansar

A pesar de que vivimos en medio de una pandemia que nos ha obligado a encerrarnos y descubrir lo que es el teletrabajo, nos encontramos en una época caracterizada por la rapidez, hiperproductividad y la obsesión por ser exitosos. 

Adherirnos a estas realidades, de manera consciente o no, involucra someternos a estar estresados permanentemente. Estar bajo una presión constante y con la idea de que no importa cuánto hagamos para ser suficientes en materia laboral, fácilmente nos llevará a sentirnos culpables por descansar.

Esta forma de pensar es una distorsión de la realidad, lo que hace instalar la intranquilidad cuando no se acatan los mandatos de la productividad. En el fondo, pensar así solo confirma un discurso impuesto que termina normalizándose al sentir culpa por descansar.

Frases como “el tiempo es oro” y “optimizar los ratos libres”, entre muchas otras, no tienen nada de inocentes. Apuntan, básicamente, a un discurso que busca mantenerse valiéndose de todas las herramientas a su alcance para conseguirlo.

Las razones de esto radican a que existe un mandato internalizado: que el tiempo siempre debe “aprovecharse haciendo algo útil”. Por suerte, también hoy en día comienza a reconocerse que esa productividad a ultranza no es lo más adecuado, especialmente cuando pasamos más tiempos con nuestras familias por la pandemia.

Una persona siente culpa por descansar cuando cree que está trasgrediendo una norma “sagrada”. Hay que analizar que las reglas son legítimas cuando contribuyen al bienestar. De lo contrario, lo que opera es una obediencia ciega y autodestructiva, que es necesaria volver a planteársela si es que nos está afectando diariamente. 

De igual forma, no es extraño que se trabaje más de la cuenta para poner un manto sobre otros aspectos de la vida. Si otras dimensiones no funcionan bien, estar ocupados todo el tiempo ayuda a eludir un cara a cara con aspectos incómodos de la existencia.

El peso del entorno

Lo que en una cultura puede ser considerado una falta, en otra no, al igual como ocurre con el contexto social, político o familiar. Para decirlo de otra forma, una norma es solo un punto de vista respecto a algo, pero no es el único ni necesariamente el mejor.

De ahí la necesidad de ser críticos frente a este tipo de normativas, profundizar en su sentido, su necesidad y su valor. En la actualidad, se conoce como ocio creativo a toda actividad motivada por un interés personal de crecer al margen del ámbito laboral.

En la Grecia Antigua consistía en el tiempo empleado, especialmente por filósofos para reflexionar en torno de los temas importantes de la vida. Estos incluían aspectos relacionados con la sociedad, el arte, la salud o la política entre otros.

De otro lado, está demostrado empíricamente que cuando alguien responsable hace uso de su libertad se obtienen los mejores resultados. En otras palabras, lo ideal es actuar con autonomía y no por el condicionamiento de miedos o prejuicios.

 

Un círculo vicioso que se multiplica

La Organización Mundial de la Salud clasificó al estrés como “una verdadera epidemia del presente siglo”. Esto se puede explicar, en parte, porque la idea de estar permanentemente ocupados se convirtió en una conducta obsesiva. Equivocadamente, creemos que seremos mejores si aplicamos esta regla.

Algunas personas no solo se exigen a un nivel fuera de lo común, sino que esperan que los demás también lo hagan. A esto se suma el hecho de que hasta la forma de descansar se ha estandarizado y reglamentado. La recomendación es hacer un alto y darse la oportunidad de estar solos, realizando actividades simples que saquen de la angustia que también acarrean las cuarentenas. 

De lo contrario, este comportamiento compulsivo tarde o temprano lleva a un sentimiento de infelicidad y a un estrés continuo. Algunos estudios muestran que más de 70 % de las personas renuncian a socializar en físico porque prefieren estar haciendo algo “productivo”.

Dejar de sentir culpa por descansar

La frenética carrera por alcanzar la “perfección” hace olvidar que el descanso es necesario para preservar la salud física y mental. Se llega a sentir culpa por descansar debido a que prima el fetiche asociado con ganar dinero incluso durante el tiempo libre.

Los expertos señalan que el descanso es una condición previa de la creatividad y necesaria para ser realmente productivos. Adicionalmente, exaltan las bondades de practicar la meditación y la de entrar en contacto con entornos naturales.

Una siesta o un rato de meditación permite acceder a una nueva forma de observar el mundo y estar en él. Cuando una persona se obliga a seguir trabajando de largo para no sentir culpa por descansar, su rendimiento disminuye.

Si no te tomas un tiempo para ti, de la mano llegará el agotamiento, como resultado de sobrepasar los límites razonables. Descansar es una necesidad biológica y psicológica para poder realizar cualquier actividad y es la única manera de equilibrar las cargas que conlleva el día a día.

Ep. 3 Los desconocidos caminos de la ambivalencia

Según Wikipedia, la ambivalencia es un estado de tener simultáneamente en conflicto sentimientos hacia una persona u objeto. El ejemplo más claro de esta emoción -en donde habitan la contradicción y la tensión- es cuando amamos y odiamos a alguien, casi al mismo tiempo. 

Pero ¿por qué las personas sufrimos este tipo de sentimientos contrapuestos en más de una ocasión? ¿Es normal pasar de una emoción a otra de manera tan repentina? Todo indica que la pandemia nos ha llevado a cambiar de un extremo a otro con más normalidad de lo que uno cree. 

Este tema, además, cuenta con un gran interés por la comunidad científica y se han llevado a cabo múltiples investigaciones y estudios al respecto. Así, autores como Frenk Van Harreveld, del departamento de psicología social de la Universidad de Ámsterdam, nos señala en un estudio que la ambivalencia afectiva determina no solo lo que sentimos, sino que también es esa complejidad interna la que nos empuja a comportarnos de determinadas maneras. 

Muchas madres aman a su bebé recién nacido, pero a instantes, debido a la alta demanda y dependencia del pequeño, pueden experimentar esa mezcla caótica entre agotamiento, rechazo, ternura y miedo que tanto define esos primeros meses entre ambos. Sumado a las extensas jornadas de teletrabajo y labores hogareñas, la ambivalencia puede predominar notoriamente en estos casos.

Ambivalencia afectiva: características que la definen

La ambivalencia afectiva la siente todo ser humano en algún momento de su vida. Sabemos que cuando hablamos de emociones es común que, al instante, nos vengan a la mente nombres como el de Daniel Goleman o Paul Ekman. Ahora bien, cabe decir que esta materia se estudia desde los inicios del siglo XX.

Fue el psiquiatra Eugen Bleuler quien en 1911 describió la ambivalencia afectiva como una “presencia simultánea de dos sentimientos opuestos (atracción y repulsión), de dos direcciones opuestas de la voluntad, respecto a un mismo objeto”.

Desde entonces, el campo de la psicología viene interesándose de manera constante por un tema que parece vertebrar distintas áreas. Es más, a pesar de que la ambivalencia afectiva sea tan común en nuestras relaciones afectivas, también la psicología social viene interesándose por esta área en los últimos años.

¿La razón? Muchas de las decisiones que tomamos están orquestadas por la contradicción. Por ejemplo, cuando señalamos “quiero comprarme este teléfono, pero no puedo ahora” o “quiero cambiarme de trabajo a otro país, pero no me atrevo a alejarme de mi familia”, entre otros casos.  

La contradicción genera malestar

La ambivalencia genera un elevado malestar. Y si hay algo que no le agrada al cerebro humano es la contradicción, sobre todo los puntos que no están alineados.

La energía y el desgaste que produce este tipo de disonancias son inmensas. Tanto, que a menudo quedamos hasta bloqueados por esos sentimientos donde a instantes, tomamos conciencia del gran amor o afecto que experimentamos por algo o alguien, pero a su vez, sentimos cierto agotamiento, rechazo e incluso odio.

Podemos querer a alguien, pero detestar su comportamiento, sus actitudes e incluso su forma de tratarnos. Recordemos a su vez nuestra etapa en la adolescencia. Esa parte de nuestro ciclo vital es una contradicción constante, es búsqueda de experiencias, es miedo, es ansiedad, es deseo, intensidad y angustia a la vez. No es fácil asumir este tipo de contradicciones internas, todos somos conscientes de ello.

La ambivalencia emocional nos empuja a decidir

Pese a toda la contradicción que implica la ambivalencia, existe un efecto positivo en ella y es que nos impulsa a decidir, a clarificar o incluso a aceptar determinadas situaciones. La madre que atraviesa el complejo periodo del postparto va poco a poco asumiendo y habituándose a su nueva realidad. 

Cuando amamos y odiamos a alguien a la vez, nos obligamos a comprender la realidad de ese sentimiento. ¿Pesa más el amor? ¿Es la contradicción algo natural en esa pasión que sentimos por la pareja? ¿O es quizá ese odio un hecho del que debo tomar conciencia para tomar una decisión?

La doctora Laura Ress, de la Universidad de Michigan, realizó un estudio en el 2013 para demostrarnos algo interesante. La ambivalencia afectiva favorece la autoconciencia. Ese malestar es algo que nuestro cerebro necesita aplacar y resolver. De hecho, se ha demostrado que este tipo de contradicciones potencian nuestra creatividad; hacen que busquemos canales para pensar, desahogar y que creemos a su vez, respuestas originales para resolver esa contradicción.

Para concluir, solo cabe señalar un pequeño aspecto. Cada vez que nos veamos en este tipo de laberintos personales donde somos perseguidos por el sentimiento de la contradicción emocional, vale la pena detenerse, escuchar y entender. Tal vez haya algo que debamos resolver o incluso asumir.

La vida por sí misma es contradictoria y aún lo son más los afectos. Amar no es fácil y requiere una alta responsabilidad, así como un compromiso, primero con nosotros mismos y después con los demás.


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